El teólogo noruego Nordstokke instó a la comunión de la FLM a desenmascarar las prácticas inhumanas de desigualdad

13 May 2017
El Rev. Dr. Kjell Nordstokke hablando en el plenario temático "Los seres humanos no se venden" en la Duodécima Asamblea de la Federación Luterana Mundial. Foto: FLM/Albin Hillert.
El Rev. Dr. Kjell Nordstokke hablando en el plenario temático "Los seres humanos no se venden" en la Duodécima Asamblea de la Federación Luterana Mundial. Foto: FLM/Albin Hillert.
Presentación sobre el subtema de la Duodécima Asamblea “Los seres humanos no se venden”

WINDHOEK, Namibia, 13 de mayo de 2017 – El teólogo noruego Rev. Dr. Kjell Nordstokke pidió a luteranos y luteranas de todos los rincones de mundo reunidos/as en Windhoek, Namibia, que desenmascaren las prácticas inhumanas de desigualdad que amenazan con privar a gran parte de la población mundial de una vida digna.

Al hablarle a la Duodécima Asamblea de la Federación Luterana Mundial (FLM) sobre el subtema “Los seres humanos no se venden,” Nordstokke dijo que la gracia liberadora de Dios da a “cada ser humano” un valor inherente que nunca se puede perder, no importa “cuán fuerte sea el empeño de los poderes y principados por invalidarlo.”

“Los seres humanos no se venden” es uno de los tres subtemas de la Duodécima Asamblea de la FLM que está reunida bajo el tema principal “Libres por la gracia de Dios.”

Nordstokke dijo que la desigualdad está en crecimiento no sólo entre países a lo largo del globo, sino también “dentro de los países,” y se ha convertido en una causa fundamental y una consecuencia dramática de cuestiones que tienen que ver con el trabajo y el desempleo, la deuda, el trabajo forzado y el tráfico humano, las migraciones, la corrupción y la no-inclusión. Dijo que según un estudio reciente de la agencia de ayuda británica Oxfam, ocho hombres en el mundo son propietarios de una riqueza equivalente a la de las 3600 millones de personas que componen la mitad más pobre de la humanidad.  

Vocación para servir a otras personas

Dijo que Martín Lutero aportó una nueva manera de entender la vocación de servir a los demás seres humanos y promover el bien común. Las obras de misericordia, según el reformador, “no deben ser realizadas dentro de los límites de las edificaciones o de las prácticas religiosas, sino en la vida cotidiana en beneficio del prójimo,” enfatizó Nordstokke.  

Nordstokke dijo que esta idea sigue siendo un elemento clave de la herencia de la Reforma. Sirve como un recordatorio de que una iglesia que necesita estar en reforma constante (ecclesia semper reformanda) está llamada a salvaguardar el concepto de que los seres humanos valen más que cualquier estructura, incluyendo las que pertenecen a la iglesia.  

Preguntó: “¿Comunicamos el mensaje de la gracia liberadora de Dios de una manera que afirme la dignidad humana y anime a las personas creyentes a usar sus talentos al servicio del prójimo y para la promoción del bien común?” “¿Denunciamos las políticas y las prácticas que valoran a los seres humanos según la escala de lo que importa en el mundo, como el dinero y la posición social, y no de acuerdo con lo que somos y estamos llamados/as ser a los ojos de Dios?”

Delineó el importante rol que tiene la iglesia de usar sus dones diaconales, su acción y su labor de sensibilización pública para desafiar la situación imperante, según la cual siete de cada diez personas viven en un país en el cual la desigualdad ha aumentado en los últimos 30 años. “Nuestro compromiso basado en la fe nos obliga a cuestionar el paradigma económico que actualmente rige y a desenmascarar sus prácticas inhumanas,” dijo Nordstokke, que es profesor de diaconía del Colegio Universitario Diakonhjemmet en Oslo.  

Un espacio público inclusivo

Nordstokke argumentó que la “misión pública” de la iglesia debe facilitar la creación de un espacio público inclusivo que asegure “un acceso igualitario a los bienes comunes y a los procesos políticos de toma de decisiones; seguridad, especialmente para los/as vulnerables; y participación significativa e interacción entre todos los grupos sociales.”

Dijo que la “economía” es una cuestión demasiado importante como para dejarla sólo en manos de economistas, y citó cómo las iglesias pueden involucrarse en el desarrollo de conceptos alternativos de economía que no se fijen exclusivamente en el crecimiento y el lucro. Esperaba que la Asamblea aprovechara la oportunidad única de aprender acerca de las ventajas y el potencial de la iniciativa de la Renta Básica Garantizada defendida por las iglesias de Namibia y la sociedad civil para aliviar la pobreza en el país.  

Nordstokke, que ha sido director del Departamento de Misión y Desarrollo de la FLM, también instó a las iglesias de la comunión de la FLM a reflexionar acerca de cómo podrían contribuir a la implementación de la Agenda de las Naciones Unidas para el 2030 y sus Metas de Desarrollo Sostenible con el “propósito de no dejar a nadie de lado.”

Dos participantes de la Asamblea ofrecieron sus reacciones a la presentación principal de Nordstokke: Agnieszka Godfrejów Tarnogórska, de la Iglesia Evangélica de la Confesión de Augsburgo en Polonia y coordinadora regional de la Red de Mujeres en la Iglesia y la Sociedad de la FLM para Europa Central del Este; y Adamou Koumanda, representante del programa nacional de Servicio Mundial en Chad.

La discusión sobre los subtemas continúa en los grupos temáticos (aldeas) que generarán sugerencias para el Mensaje de la Duodécima Asamblea.

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