Hay muchos Idiomas pero un solo lenguaje: de amor, fe y esperanza

16 May 2017
Julio César Caballero, delegado de la iglesia Cristiana Luterana de Honduras (ICLH). Photo: FLM/Brenda Platero
Julio César Caballero, delegado de la iglesia Cristiana Luterana de Honduras (ICLH). Photo: FLM/Brenda Platero
Julio César Caballero afirma la libertad por la gracia en el precio pagado por Jesús

Honduras es uno de los países de Centroamérica con más altos índices de violencia de Latinoamérica y el Caribe. Su extensión territorial de 112 090 km², 18 departamentos, 298 municipios, y una población arriba de los 8 millones de habitantes, el país se ha convertido en un lugar ideal para llevar la buena nueva de la salvación y la justicia.

Así lo afirma Julio César Caballero, delegado de la iglesia Cristiana Luterana de Honduras (ICLH), quien cree con firmeza que la buena nueva de la salvación que nos hace hombres y mujeres libres debe difundirse desde la familia, la comunidad, pero sobre todo desde la iglesia.

El líder laico pertenece a la iglesia luterana desde 1995, “cuando me extedieron la invitación a participar en la iglesia de mi barrio me incorporé de lleno y, cada vez me siento más identificado con la doctrina luterana” asegura. Por eso, para Julio, su participación en la Duodécima Asamblea de la Federación Luterana Mundial (FLM) es un espacio de unión entre hermanos.

“Nos encontramos como lo que somos, una comunión de iglesias basadas en la fe y la gracia que difunde el Evangelio y Martin Lutero lo pregonó en su momento“ expresa. En este sentido, el lema de la Asamblea “Libres por la Gracia de Dios” viene como anillo al dedo para la iglesia luterana en Honduras en particular pero también para aquellas alrededor del mundo que viven un una sociedad que es mercantilista.

“Para nosotros el lema que tiene la asamblea es sumamente importante porque necesitamos reflexionar cómo ponerlo en práctica y cómo hacer la interpretación de ser libres por la gracia un hecho real. Nuestro contexto en América Latina y el Caribe nos muestra que hay iglesias que venden la fe, que venden la salvación, más nosotros y nosotras cada vez nos aferramos más a que la salvación es gratuita y que somos libres por gracia de Dios”.

Para Julio no hay expresiónde fe a medias tintas: “Hay un precio que ya se pagó por esa salvación y es la muerte de Cristo en la cruz”, asegura. “Como iglesias luteranas y miembros de la Federación Luterana Mundial, cada vez comprendemos e interpretamos el significado de ser libre, significa contextualizar esa gratuidad con el precio que Dios ha pagado con Cristo, su gratudad nos conduce a vivir la vida en compromiso activo”, recalca.

Es por eso que formar parte de la Duodécima Asamblea es un compromiso con su comunidad, pero sobre todo, lo motiva ya que se siente parte de una gran comunión de iglesias. “Habemos representantes de todo el mundo, muchas lenguas, muchos idiomas, pero un solo lenguaje: el del amor, fe y esperanza”, dice.

FLM/Zoraya Urbina

 

 

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