El evangelio liberador de Jesucristo aborda la condición humana de cada época. Luteranas y luteranos no estamos estancados en el siglo XVI. Nuestra teología, que pone el énfasis en la gracia liberadora de Dios, es de hoy.
Por lo tanto, declaramos que los seres humanos no están en venta. En algunos países, las condiciones laborales de las trabajadoras y los trabajadores extranjeros son pésimas. Preguntamos: ¿Realmente se abolió la esclavitud? O bien, ¿se encontraron otras formas más sutiles de seguir con la práctica inaceptable de explotar las fuerzas de trabajo, las niñas, los niños y las mujeres? Para cientos de miles de personas, la trata de seres humanos sigue siendo una pesadilla en marcado contraste con el amor liberador de Dios.
Porque también sabemos que el amor de Dios por nosotros, que se manifestó en la vida, la muerte en la cruz y la resurrección de Jesucristo, ofrece valores que afirman que los seres humanos, sus derechos y su dignidad no son mercancías que se comercializan en el mercado abierto: no están en venta.
En ocasión de los 500 años del comienzo de la Reforma, cuando Lutero destacó que el amor misericordioso de Dios por nosotros era la clave de nuestra salvación, nos atrevemos a proclamar que los seres humanos no están en venta.